Del Descenso a la Gloria



Alianza Lima descendió en el año 2020, aunque muchos hinchas, cegados por la pasión, no lo acepten. Se perdió en cancha y Alianza Lima termino último en el acumulado del campeonato, aunque luego el TAS falló a favor de Alianza por un proceso administrativo. En el último partido, Alianza Lima, donde estaba obligado a ganar para salvar la categoría, Carlos Ascues, mal apodado «El Patrón», como el gran José Velásquez. Dejó que le gane el egoísmo y, en vez de permitir que otro patee el penal, ya que él estaba lesionado, decidió hacerlo y fallarlo. Cerrando un 2 a 0 frente a Sport Huancayo y sentenciando al equipo al último lugar de tabla del campeonato y por consecuencia al descenso.

Ascues tenía todo para ser un destacado en el fútbol: talla, fuerza, pero no de profesionalismo. Prueba de ellos en vez de asumir una postura de respeto a los hinchas de que, después del descenso, salieron unas imágenes donde se le vio tomando alcohol. La actitud de este jugador fue lo que se vivió dentro de la institución Blanquiazul todo el año. Malos manejos directivos pasando por alto compartimientos egoístas de jugadores indisciplinados.



Ese nefasto, el 28 de noviembre de 2020, dentro de lo caótico de la pandemia, en vez de sentirme triste, nunca perdí el orgullo por el club; al contrario, fue cuando más me sentí hincha. Jefferson Farfán y Hernán Barcos firmaron por el club al año siguiente, sabiendo que había la posibilidad de que Alianza jugara en segunda. En el caso de Farfán, el diez de calle, uno de los últimos potrillos con sangre Blanquiazul que regresaba al club para sacarlo de un deceso merecido en lo futbolístico pero doloroso para los hinchas. Y Barcos, goleador de diferentes ligas y campeón de la Recopa Sudamericana con LDU de Quito, que a base de goles se ganó a la hinchada victoriana. Alianza campeona en el torneo clausura y llega al play-off junto a Sporting Cristal, que había campeonato el torneo apertura. En el partido de ida, Hernán Barcos marcó un golazo jugando en pared con el Wilmer Aguirre.



Un año después del descenso, el 28 de noviembre del 2021, acompañado de mi padre y Joshua, mi mejor amigo y compañero de partidos en Matute. A ver a Alianza sacarse la mochila pesada del descenso en el Estadio Nacional. Mi padre, de 73 años en ese momento, se escapó de la casa como niño, diciendo que se iba a otro lado con tal de ir con nosotros al estadio. Ya que mi mamá no quería que se arriesgara por un equipo, ya que la pandemia por Covid aún estaba en el ambiente. Fue raro entrar a un espacio abierto después de tiempo y ver personas con mascarillas. Nos fuimos directo a la tribuna Norte, pegaditos a Oriente. Comando Sur, la barra popular de Alianza, no tenía sus bombos ni las miles de voces que cantaban como era de costumbre. A falta de ellos, mi padre, Joshua y yo cantábamos «Pongan huevos, huevos aliancistas, pongan huevos que tenemos que ganar». Es algo que repetíamos para que el nerviosismo y la ansiedad no nos ganen.




Al costado nuestro había un joven con su madre al lado. Él alentaba con todas las fuerzas que salían de su pulmón. Pero su madre estaba sentada con un rosario entre las manos. Y cerraba los ojos cada vez que había un tiro directo al arco de Ángelo Campo. Tratando de buscar en sus oraciones que ese balón no sea gol. Debajo de nosotros había un niño con autismo y con cierta rigidez en las manos. Tenía una estampita plastificada Señor de los Milagros, que cada cierto tiempo la besaba o se la ponía en la frente. El ese silencio había en la tribuna que mataba la esperanza, la cual se diluía en los miedos más profundos del pueblo blanquiazul. Pero verlos a ellos la señora y el niño, me devolvieron la paz, me devolvieron la fe.

@omarojeda95

Tanto se habló este año y fuimos poco a poco siempre humildes… 28/11 Salimos Campeones 2021. #ArribaAlianza #AlianzaCorazon y los demás? sigan arañandose ⭐ 25 ⭐

♬ sonido original – Omar Ojeda




El partido terminó sin goles, pero fue suficiente el 1 a 0 de ida. Mi papá, con el cual nunca había ido al estadio, se quitó la mascarilla, gritó un ¡Arriba, Alianza, ¡toda vida! Abrazándose con cualquier extraño igual que yo, sin importar que la pandemia seguía siendo mortal en aquel momento. Hernán Barcos levantó a la Foquita Farfán en hombros, al último ídolo blanquiazul formado en las canteras aliancistas. Y todos los hinchas pudimos agradecerle, con lágrimas en los ojos, por habernos sacado del descenso y habernos llevado de vuelta a la gloria. Sé que esto que escribo siempre va a estar en mi memoria. También sé que mi padre en algún momento va a dejar este mundo. Pero cada vez que recuerde este momento lo haré con una felicidad infinita al mirar al cielo cuando él ya no este. Y como dice Blaximental en su canción Alianza Corazón “Que en la otra vida Dios también me dé al mismo padre, para ser de Alianza otra vez.”

Créditos de imagen: ESPN PERÚ https://x.com/ESPNPeru/status/1465083595257786373